La inteligencia artificial ¿Hacia dónde nos lleva?

Mi escrito esta tomado e inspirado de: La inteligencia artificial ¿Hacia dónde nos lleva? De Renato Gómez Herrera.

La inteligencia artificial ¿Hacia dónde nos lleva?

 El anhelo del ser humano

La mayoría de nosotros en nuestra infancia hemos escuchamos sobre el cuento de la marioneta de madera Pinocho y Gepeto su creador el cual soñaba con que Pinocho fuera un niño de verdad, que tuviera vida, con el cual pudiera tener compañía, platica, realizar trabajos juntos. Ahora en la actualidad se puede decir que en el ser humano sigue el mismo anhelo de Gepeto, el de tener una compañía, alguien o algo que se asemeje a nosotros y que pueda ser a la vez de multitarea, así es, en esta era soñamos con tener nuestro Robot-Pinocho.

No está lejos el día que los robots serán parte de nuestra vida cotidiana, y el que tengan vida no solo será un sueño, ya que la tendrán, tal vez no al cien por ciento como nosotros, pero sí muy semejantes, no necesitaran hilos o cordel con que podamos manipularlos sino algo mejor que eso, nuestro robot Pinocho contara con un cerebro artificial dentro de un cuerpo que imite lo mejor posible al nuestro, e interactuaremos con ellos de forma casi natural.

¿Pero qué es la inteligencia artificial?

La inteligencia artificial (IA) puede definirse como el medio por el cual las computadoras, los robots y otros dispositivos realizan tareas que normalmente requieren inteligencia humana. La Inteligencia Artificial agrupa un conjunto de técnicas que, mediante circuitos electrónicos y programas de computadora, busca imitar procedimientos similares a los procesos inductivos y deductivos del cerebro humano. Se basa en la investigación de las redes neuronales humanas y, a partir de ahí, buscar copiar electrónicamente el funcionamiento del cerebro.

Con la inteligencia artificial, ya no será extraño imaginarse a pasajeros viajando en un autobús robótico, o que la velocidad de un procesador sea tan grande que no se pueda agotar sus memorias por mas videos o archivos que se tenga; ser atendido por un robot en los bancos, hospitales, supermercados; que las casas o edificios tengan IA, la cuales funcionaran con la voz del dueño, al igual que sensores que perciban su presencia; o el pensar que serás   atendido por un robot en una cirugía.

Ya no tendremos que mandar a nuestro robot pinocho a la escuela, ya que el mismo nos ayudara y hará de compañía en las clases virtuales, lo cual serán más comunes, se podrá acceder directamente a los bancos de información de la universidad y se comunicarán con los profesores sólo para resolver dudas o exámenes.

Y si vamos un poco más lejos, se puede visualizar a los robots que construirán centros urbanos en marte u otros planetas para sus primeros colonizadores, que será tal vez algún familiar nuestro. En este siglo XXI se inicia a abrir un nuevo camino con la IA, no sabemos con exactitud hasta donde nos llevara, pero es certero que quiere recorrerse y correr riesgos.

Un anhelo hecho realidad.

Y cuando todo esto suceda, cuando nuestro sueño sea ya un hecho y tengamos a nuestro amado y tan esperado Robot pinocho, tan cercano, con el cual seremos felices por su compañía y su eficiente trabajo; que no será solo uno, sino cientos conviviendo y trabajando con el ser humano tan naturalmente.

Que pasara con la mayoría de personas que no tendrán acceso a la educación ni a la tecnología, que pasara sino cuentan con empleos, que pasará con las relaciones humanas, con la diferencia tan enorme entre ricos y pobres, que será de la humanidad si se va desplazando por las máquinas.

Como bien menciona en su escrito el Licenciado Renato Gómez, no sabemos con exactitud cuál será el futuro de la humanidad, pero sí sabemos que indudablemente las relaciones de producción y quizá de comunicación cambiaran.

Entonces podría llegar el momento en que el anhelo sea diferente, sea lo contrario, es decir, ¿Llegara un momento que en vez de querer crear más Robots Pinochos, se sueñe con reproducir más seres humanos?

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Por aspirante: Leticia del Carmen Zapata Vázquez.